Fue un
estreno aciago de los de Luis Milla, quizás algo cortos de preparación ante la
inmensa superioridad mostrada por los nipones en las disputas y las jugadas en
velocidad. Algo que se hizo aún más dura tras la expulsión de Iñigo Martínez en
el minuto 41, consecuencia de uno de los numerosos errores en el pase de su
equipo.
Al final, fue un gol de Otsu en el minuto 34 el que derrotó a
España, pero pudo haber sido cualquiera de las acciones ante De Gea de los
delanteros japoneses, en especial Nagai, que perdonó no menos de cuatro
acciones claras para marcar.
El meta del Manchester United respondió un par de veces, pero el
aluvión rival no permite hacer distingos en una selección española muy superada
por el rival y los diferentes mazazos que fue recibiendo a lo largo del
encuentro. Aún más que verse por debajo en el marcador y quedarse en
inferioridad, una falta de frescura que lastró su habitual juego de posesión y
combinaciones.
Así, la olímpica se ve obligada a repetir las hazañas de la
absoluta en el Mundial de Sudáfrica y la Eurocopa de Polonia y Ucrania, donde
se proclamó campeona después de no ganar el primer partido, para alcanzar el
sueño, que todavía está vivo, de lograr el oro olímpico.
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